¿Hasta dónde llega hoy el humor sin romper algo por el camino? Andreu Buenafuente lo dice sin rodeos: reírse de todo se ha vuelto casi un acto de valentía, y el escenario es el último lugar donde esa osadía respira sin pedir permiso.
Andreu Buenafuente mira el guion, tacha un remate, dibuja otro al margen y sonríe como quien encuentra una grieta nueva en una pared conocida. Afuera, el murmullo del público sube y baja como una ola pequeña que no decide romper. Él comenta lo justo con el técnico, apaga el móvil, guarda una nota de voz que dice: “menos sarcasmo aquí, más honestidad”.
Cuando sale, no hay épica, hay oficio. Un chiste de infancia, otro sobre notificaciones que ladran, un tercero que rozará un apellido y una ideología. “Reírse de todo hoy es casi un acto de valentía”, suelta mirando a la segunda fila, sin subrayado. Y no parpadea.
El filo de la broma en tiempos frágiles
La risa no ha perdido fuerza, ha perdido permiso. Buenafuente lo sabe y ajusta el ángulo cada noche, como quien cambia de lente y aún así quiere la misma foto. La sala ya no escucha igual: escucha y evalúa. A veces ríe y guarda, por si acaso.
Un ejemplo que él cuenta: una vez probó un chiste sobre el lenguaje de las oficinas que una mitad del público abrazó y la otra miró como una alarma. Los mismos 20 segundos, dos lecturas distintas. Al terminar, tres mensajes en redes le agradecían la audacia y dos lo acusaban de tibio. Es la coreografía de ahora: carcajada, silencio, y un dedo que busca “compartir”.
No se trata de “todo vale”. Se trata de qué hace un humorista con lo sensible sin convertirlo en dogma ni en ataque. Golpear hacia arriba, dar contexto, escoger la primera persona antes que el juicio. **El chiste valiente no es el que hiere: es el que se hace cargo del lugar desde el que habla.** Ese matiz cambia el aire de una sala en un segundo.
Cómo se escribe una broma valiente sin romper la sala
El método de Buenafuente parece sencillo en las manos de otro y complicadísimo en las suyas. Recoge observaciones del día, las reduce a una imagen, y escribe el remate como quien abre una cerilla sin ruido. Luego lo prueba corto, lo deja respirar, y vuelve con una versión que se burla de sí mismo antes que de nadie. *No hay chiste sin riesgo.*
Hay errores que se repiten: ir al titular fácil, confundir rabia con nervio cómico, creerse obligado a opinar de todo. “Seamos honestos: nadie hace realmente eso todos los días.” El humor diario no es un parte de guerra, es una conversación larga con el público. Y en esa conversación caben dudas, rectificaciones y silencios. Todos hemos vivido ese momento en el que una broma cruza medio centímetro y el ambiente cambia como la luz de una nube.
Una regla práctica que repite en voz baja: si el remate funciona sin la víctima, estás cerca de algo bueno.
“La risa es una forma de inteligencia colectiva. Si nos reímos juntos, nos entendemos mejor. Si nos dividimos por un chiste, no era un chiste: era otra cosa.” — Andreu Buenafuente
- Escribe en primera persona cuando toques temas delicados.
- Prueba el chiste corto, luego alárgalo si la sala pide más aire.
- Si el único efecto es el escándalo, no es comedia, es alarma.
- Cambia el remate, no la idea: la luz puede venir de otro ángulo.
Lo que esta risa cuenta de nosotros
Buenafuente no propone una trinchera; propone una mesa. De un lado sienta la ternura, del otro la ironía, y en medio el sentido común. Cuando dice que reírse de todo es casi un acto de valentía, no empuja al abismo. Invita a recordarnos que la risa limpia, como la lluvia en la ventana que no abre nadie. La comedia no arregla el mundo, pero desenreda nudos pequeños que nos entorpecen la mirada. A veces lo valiente es insistir en la humanidad, aun cuando el algoritmo premia la crispación. Y hay algo bonito en ver a una sala completa respirando al mismo tiempo, como si hubieran acordado un gesto de paz sin firmarlo. Nadie guarda ese momento en una estadística. Queda en la piel.
| Punto Clave | Detalle | Interés para el lector |
|---|---|---|
| Valentía sin herida | Reírse “de todo” cuidando el ángulo y el contexto | Aprender a detectar humor que une, no que divide |
| Método de escritura | Observación, primera persona, prueba corta y aire | Aplicable a presentaciones, charlas y conversaciones |
| Contrato con la sala | Escuchar la respiración, ajustar remates, no forzar | Claves para leer ambientes y evitar choques inútiles |
FAQ :
- question 1¿Qué quiere decir “reírse de todo” en la práctica? Que el humor puede tocar cualquier tema si el enfoque es honesto, la mirada es propia y el remate no depende del daño.
- question 2¿Hay límites? Los pone el contrato con el público: contexto, consentimiento emocional y una ética básica de no pegar hacia abajo.
- question 3¿Cómo maneja Buenafuente la crítica en redes? Escucha, filtra, reescribe si la crítica señala un punto ciego y continúa en el escenario, que es donde la broma vive.
- question 4¿Se puede aprender ese método? Sí: practicar observación, escribir en primera persona, probar material breve y ajustar con grabaciones y feedback real.
- question 5¿Sirve esto fuera del humor? Muchísimo: para conversar temas sensibles en la oficina, en familia o en clase sin convertirlo en pelea crónica.
Qué bien explicado el metódo: observar, bajar el ego y probar corto. Me encanta la idea de golpear hacia arriba y de que el remate funcione sin “víctima”. Eso sirve fuera de la comedia también; en mi equipo evitaría tantas broncas con ese enfoque. Valentia no es herir, es hacerse cargo. Gracias por ponerlo así de claro 🙂
“Reírse de todo”, sí, pero ¿quién decide qué es “hacia arriba”? En una sala desigual, el mismo chiste puede caer hacia abajo sin querer. ¿No es demaciado confiar en ese “contrato” invisible con el público? Me preocupa que se use de excusa para no revisar sesgos.