Hay formas de ganar calor en casa sin tirar de enchufe.
Un arquitecto resume un método sencillo y eficaz: recortar fugas, capturar la luz solar, levantar barreras textiles y dirigir el aire. Con gestos cotidianos, tu vivienda retiene más calor y la sensación térmica mejora sin tocar la calefacción.
Qué propone el arquitecto
La base es simple: el calor más barato es el que no se pierde. Un plan en cuatro pasos funciona en pisos y casas antiguas o nuevas.
Sellar rendijas, usar el sol, aislar superficies frías y organizar estancias para que el aire templado permanezca donde pasas más tiempo.
El enfoque no exige compras. Va de reordenar, tapar, abrir y cerrar a horas clave. El resultado se siente en manos y pies, que son los primeros en notar la pérdida de calor.
Sella gratis lo que enfría
Las corrientes de aire se cuelan por bajo de puertas, cajas de persianas y juntas de ventanas. Allí se escapa gran parte del calor que ya generas con tu cuerpo y tus actividades.
- Coloca un “topo” bajo puerta con lo que tengas: un calcetín largo relleno de trapos o arroz, una toalla enrollada, una bufanda gruesa.
- En juntas de ventana, pega papel doblado o cartón fino como cuña provisional. Refuerza con cinta de pintor si la tienes en casa.
- Tapa la caja de la persiana por dentro con una funda de cojín vieja rellena de periódicos. Evita que el aire frío caiga como cascada.
Hasta un 25% de las pérdidas en viviendas mal selladas llega por puertas y ventanas. Cortar ese flujo sube la temperatura percibida varios grados.
Capta el sol que ya tienes
La radiación solar calienta paredes y suelos que luego irradian durante horas. Conviene dirigir ese aporte hacia las zonas de uso.
- Abre persianas y cortinas orientadas al sur y al este desde media mañana. Limpia los cristales: una capa de polvo resta calor.
- Retira cortinas opacas mientras entre luz. Vuelve a cerrarlas en cuanto se vaya el sol para crear un colchón térmico.
- Si tienes film de cocina en casa, crea una segunda piel en la ventana de la estancia principal. Se forma una cámara de aire que reduce el intercambio térmico.
- Acerca la mesa o el sofá a la franja soleada durante el día. Aprovechas mejor el calor que ya entra.
El sol del mediodía en invierno calienta la hoja interior del vidrio y parte del muro. Ese calor retenido marca la diferencia al anochecer.
Corta el frío del suelo y de los muros
El suelo roba calor por conducción. Un textil cambia esa sensación al instante. Los muros en contacto con el exterior también enfrían el aire que los toca.
- Pisa sobre alfombras o mantas que ya tengas. Colócalas en pasillos, bajo mesa y junto al sofá. Los pies cálidos reducen la percepción de frío global.
- Cuélgalo donde más lo notes: una manta tras el cabecero si tu dormitorio da a fachada, un plaid grueso sobre la pared exterior del salón.
- Separa muebles cinco centímetros del muro frío para que el aire circule y se temple antes de tocarte.
Aprovecha el calor de la cocina, con cabeza
La cocina genera calor útil y vapor, que eleva la sensación térmica. Conviene gestionarlo bien.
- Tras hornear, deja la puerta del horno eléctrico entreabierta unos minutos con el aparato apagado. El calor sobrante templará la estancia.
- Prepara guisos y sopas. El calor del fuego y el vapor suben el confort ambiental. Ventila al terminar para evitar condensaciones.
Seguridad: nunca uses un horno de gas para calentar. No dejes el horno abierto si hay niños o mascotas. Evita el fogón como fuente de calor ambiental.
Hábitos diarios que multiplican el efecto
Pequeños cambios coordinados mejoran el confort sin gastar un euro y sin encender la calefacción.
- Ventilación exprés: dos aperturas cruzadas de 5 minutos en las horas más templadas. Renovas aire sin enfriar paredes y muebles.
- Puertas: cierra estancias que no uses. Concentras el calor donde vives y trabajas.
- Capas textiles: viste la casa por capas. Una sábana extra bajo el edredón, una manta sobre el respaldo del sofá, otra bajo la mesa.
- Ropa: combina capas finas y ajustadas. Calcetines secos y suelas aislantes cambian el confort en minutos.
- Rutinas solares: programa tareas cerca de la ventana soleada. El cuerpo absorbe y agradece ese calor directo.
| Acción | Cuándo | Efecto esperado |
|---|---|---|
| Sello de rendijas con toallas | Noche y días ventosos | Menos corrientes y temperatura más estable |
| Apertura total de persianas al sur | De 11:00 a 16:00 | Calor gratuito en superficies y aire |
| Cierre de cortinas térmicas o gruesas | Desde el ocaso | Reducción de pérdidas por ventana |
| Ventilación cruzada corta | Mediodía | Aire limpio sin enfriar la envolvente |
Control de humedad: tu abrigo invisible
La humedad relativa entre 40% y 60% aumenta el confort. El aire muy seco baja la sensación térmica; el muy húmedo provoca condensaciones.
- Hierve agua para una infusión y deja la tapa abierta un minuto. El vapor sube el confort, luego ventila brevemente.
- Tiende una prenda ligera en la estancia principal y retírala al tocar seca. Funciona como humidificador casero controlado.
- Si ves vaho persistente en cristales, reduce aporte de vapor y ventila 3 minutos. Evitas moho.
A 50% de humedad, la misma temperatura se siente más amable porque el cuerpo pierde menos calor por evaporación.
Cómo organizar la casa para retener más calor
Tu distribución influye. Unos centímetros y una puerta cambian el microclima de una habitación.
- Monta una zona núcleo en el espacio más compacto y soleado. Trabaja, come y descansa allí en las horas frías.
- Coloca biombos caseros con sábanas o estanterías abiertas para frenar el aire frío que baja por pasillos.
- Evita dormir pegado a fachada. Desplaza la cama y usa un respaldo textil tras el cabecero.
Datos que ayudan a decidir
En viviendas con ventanas simples, bloquear corrientes y cerrar cortinas al ocaso reduce la pérdida de calor notablemente. En orientaciones norte, una capa textil sobre muro exterior disminuye la sensación de pared “helada”. En cocinas pequeñas, el calor residual tras hornear templará la estancia varios minutos. Sumar gestos consolida el confort durante la noche.
El calor quieto dura. El calor en corriente se pierde. Tu objetivo: que el aire templado se mueva poco y se quede contigo.
Información práctica extra para afinar el método
Si tienes un termómetro sencillo, muévelo por la casa y anota lecturas en tres puntos: centro de la habitación, junto a la ventana y a 10 centímetros del suelo. Esas diferencias te dirán dónde actuar primero. Si no lo tienes, usa tu cuerpo como sensor: manos y pies detectan corrientes en segundos.
Haz una prueba de humo con una varilla de incienso o el vapor de una taza. Pasa lentamente por juntas y bajos de puerta: donde el humo se incline, hay fuga. Coloca allí tu toalla, tu “topo” o tu papel doblado. Revisa tras 24 horas y ajusta.
Riesgo a vigilar: condensación en paredes frías. Si al despertar ves gotas en vidrio o manchas húmedas, reduce el vapor nocturno, separa textiles de la pared exterior y ventila 5 minutos al amanecer. Ventilar poco y bien mantiene la envolvente templada y el aire sano.
Ventaja añadida: mejorarás la calidad del aire y la acústica interior con textiles extra. Menos eco, menos corrientes, más confort. Si combinas estos pasos durante una semana, notarás la casa más estable. El invierno se hace mucho más llevadero cuando el calor que ya generas se queda donde tiene que estar: contigo.










Super clair, merçi ! J’ai scotché du film alimentaire sur la fenêtre du salon et ajouté une couverture au sol: la sensation change tout de suite. En fermant les rideaux dès l’ocas, j’ai gagné ~2°C perçus (pas mesuré scientifiquement, je sais). Et le rappel sur 40–60% d’humidité est top.