El yacimiento cretácico de Poyos, en Guadalajara, vuelve a mirar al Jurásico tardío y al Cretácico con nuevas pistas. Cuatro huevos fosilizados, atribuidos a titanosaurios y datados en 72 millones de años, llegan al Museo Paleontológico de Castilla-La Mancha (MUPA) y obligan a replantear cómo se reproducían y convivían estos gigantes en la península.
Qué se ha encontrado y por qué te afecta
El equipo que trabaja en Poyos ha recuperado cuatro huevos completos y numerosos fragmentos de cáscara en un mismo nivel de sedimentos rojizos. La combinación de su estado de conservación y las diferencias en su microestructura sugiere la presencia simultánea de más de un tipo de huevo. Eso, trasladado al comportamiento, abre la puerta a la convivencia de varias poblaciones de titanosaurios en una misma zona de nidificación.
Para el público, la noticia trasciende la curiosidad. Aporta datos sobre el clima, el paisaje y la vida en la península poco antes de la gran extinción del Cretácico. También refuerza el papel de Castilla-La Mancha dentro del mapa europeo de la paleontología, con el MUPA como escaparate y centro de investigación.
Cuatro huevos completos, 72 millones de años y dos tipos de cáscara en un mismo nivel: un caso raro en Europa.
Huevos, capas y nombres: de Fusioolithus a Litosoolithus poyosi
Los análisis identifican un tipo de huevo compatible con Fusioolithus baghensis, conocido en registros más recientes. El otro conjunto presenta rasgos que no encajaban con las categorías existentes y el equipo lo ha descrito como un nuevo ootaxón: Litosoolithus poyosi. La clave está en una cáscara muy delgada, baja porosidad y ornamentación dispersa, rasgos que se distinguen bajo microscopía al observar esferolitos y canales porales.
En paleontología de huevos, «ootaxón» no equivale a especie biológica. Clasifica tipos de huevos según su microestructura, algo útil cuando faltan huesos del embrión. Aun así, las diferencias ayudan a reconstruir posibles estrategias reproductivas y a separar puestas de animales distintos dentro del mismo paisaje.
El lugar del hallazgo y su contexto geológico
Poyos conserva depósitos de color rojo, ricos en arcillas y limos, que sellaron nidos y cáscaras con rapidez. Esa protección natural, sumada a la estabilidad del terreno, explica la preservación excepcional de los huevos recuperados. Al estar todos en un nivel estratigráfico muy concreto, los investigadores interpretan un episodio de nidificación puntual, probablemente repetido en temporadas cercanas.
Ese tipo de ambientes sugiere llanuras de inundación con charcas estacionales. Las hembras elegían áreas algo elevadas y suelos firmes para minimizar el riesgo de anegamiento. La textura de la cáscara y su porosidad indican cómo circulaba el gas hacia el embrión y, por tanto, condiciones de incubación y humedad del sustrato.
Poyos documenta un área de nidificación con barros rojos que actuaron como cápsula del tiempo para los huevos.
Un mosaico de señales que cuenta hábitos
La abundancia de fragmentos alrededor de los huevos completos apunta a nidos parcialmente perturbados por corrientes o pisadas de otros animales. La posición relativa de las piezas marca la forma de los nidos y la posible profundidad de las puestas. Con esa información, el equipo reconstruye el comportamiento parental: cavado, puesta y cobertura superficial para aprovechar el calor ambiental.
Quién investiga y cómo se ha estudiado
El trabajo se integra en un proyecto financiado por la Junta de Castilla-La Mancha, con coordinación del Grupo de Biología Evolutiva de la UNED. Los paleontólogos Francisco Ortega y Fernando Sanguino han liderado las campañas de campo y el estudio de laboratorio.
La investigación aplica microscopía óptica, análisis mineralógico y estadística sobre parámetros de la cáscara. El objetivo: diferenciar grupos de huevos por variables medibles, como el grosor, el tamaño de los esferolitos y la densidad de poros. Con ello se sustentan las diferencias entre Fusioolithus baghensis y Litosoolithus poyosi y se evita confundir variación natural con taxones distintos.
- Qué se ha hallado: cuatro huevos completos y fragmentos con microestructuras distintas.
- Dónde: yacimiento de Poyos (Guadalajara), Cretácico superior.
- Cuándo: 72 millones de años de antigüedad aproximada.
- Quién: equipo del MUPA y Grupo de Biología Evolutiva de la UNED.
- Por qué importa: posible convivencia de varios grupos de titanosaurios en un mismo área de nidificación.
Qué cambia para la ciencia europea
Hasta hace poco, la presencia de titanosaurios en Europa se consideraba fragmentaria. Registros como Poyos, Lo Hueco (Cuenca) o Tremp (Lleida) están corrigiendo ese dibujo. Los huevos añaden una pieza que los huesos no siempre ofrecen: pautas de reproducción y uso del territorio.
Si se confirma que en Poyos hay dos ooformas coexistiendo en el mismo nivel, aumentará el interés por rutas poblacionales, desplazamientos estacionales y posibles solapamientos de nicho. También facilitará comparar con nidos de otros continentes, como los de Auca Mahuevo (Argentina), y testar si las estrategias reproductivas convergían bajo climas parecidos.
| Dato | Detalle |
|---|---|
| Ubicación | Poyos, provincia de Guadalajara (Castilla-La Mancha) |
| Antigüedad | 72 millones de años (Cretácico superior) |
| Piezas destacadas | 4 huevos completos y numerosas cáscaras |
| Ootaxa | Fusioolithus baghensis y Litosoolithus poyosi |
| Instituciones | MUPA y Grupo de Biología Evolutiva de la UNED |
| Técnicas | Microscopía, análisis mineralógico y estadística de microestructuras |
Rutas, nidos y convivencia de titanosaurios
Los titanosaurios eran herbívoros de cuello y cola largos, con masas que superaban con facilidad las 20 toneladas. Necesitaban amplias zonas de alimentación y puntos de agua. La repetición de nidos en zonas concretas delata rutas estacionales y fidelidad al lugar.
La presencia de dos tipos de huevos en un mismo nivel sugiere partición del espacio o turnos de puesta para evitar competencia directa. Las diferencias en porosidad podrían reflejar variaciones en la cobertura del nido o en la profundidad del enterramiento. Esa variedad de soluciones biológicas habría aumentado las opciones de éxito en entornos cambiantes.
Si quieres verlos, así se muestran en el mupa
Las piezas ya forman parte de la exposición permanente del MUPA, en Cuenca. El museo presenta los huevos junto a paneles que explican cómo se formaron, qué materiales contienen y de qué manera se han diferenciado los tipos de cáscara. La vitrina permite apreciar el tono rojizo del sedimento y las superficies ornamentadas de las cáscaras.
Para familias y colegios, la colección funciona como una clase práctica sobre reproducción de dinosaurios, fosilización y trabajo de campo. La visita se completa con ejemplares de vertebrados cretácicos de la región, lo que ayuda a situar los huevos en su ecosistema.
Cómo se interpreta una cáscara de dinosaurio
Quien observe los huevos verá solo la superficie. En el laboratorio, esa superficie cuenta mucho más. El grosor de la cáscara indica intercambio de gases y protección mecánica. Los poros detallan la ventilación del embrión. La textura externa da pistas sobre la cobertura del nido. Con mediciones repetidas en distintas muestras, se construyen grupos estadísticos y se separan los ootaxa sin necesidad de embriones visibles.
Si te topas con restos fósiles durante una ruta, no los recojas ni los limpies. Señala el punto con coordenadas, toma una fotografía sin mover nada y avisa al servicio de patrimonio de tu comunidad autónoma. Así se preserva la información científica y se evita que el material pierda contexto.
Quedan tareas por delante: dataciones más precisas, muestreos ampliados dentro del yacimiento y comparaciones con otros nidos ibéricos. Un objetivo razonable consiste en modelar la incubación con simulaciones de humedad y temperatura del sedimento. Esa aproximación, unida a nuevos hallazgos, permitirá estimar tiempos de eclosión y tasas de éxito de las puestas en Poyos.










Découverte interressante ! Le fait d’avoir deux types de coquilles au même niveau suggère vraiment la cohabitation de populations de titanosaures. Savez‑vous si le MUPA montre des coupes au microscope ou seulement les pièces entières ? Je passe à Cuenca cet été; horaires/infos pratiques bienvenus. Aussi: comment excluez‑vous que les microstructures reflètent juste des conditions d’incubation différentes plutôt que deux ootaxa ?