Si subo un grado, mi factura se dispara» : la temperatura que tu casa no debería rebasar en 2025

Si subo un grado, mi factura se dispara" : la temperatura que tu casa no debería rebasar en 2025

Tu cuerpo pide abrigo. Tu bolsillo pide calma. La clave está en unos pocos grados.

Con el invierno a la vuelta de la esquina, millones de hogares se preguntan cuánto calentar para vivir a gusto sin que la factura escale. Entre la salud y el gasto existe una franja segura que recomiendan la OMS y el IDAE. Ajustarla bien protege a tu familia, reduce el consumo energético y evita molestias respiratorias.

Lo que dice la salud pública

La Organización Mundial de la Salud señala un umbral claro: no conviene que la vivienda baje de 18 °C. Por debajo de esa cifra crece el riesgo de infecciones respiratorias y empeoran patologías previas. Para personas vulnerables —niños, mayores y enfermos crónicos— el rango diurno más seguro se mueve entre 22 °C y 24 °C, y por la noche se pide no descender de 18 °C.

Por debajo de 18 °C el organismo se estresa: se contraen los vasos sanguíneos, sube la presión y aumentan las crisis respiratorias.

Efectos del frío en el cuerpo

El frío mantenido provoca vasoconstricción y puede desencadenar estrés cardiovascular, especialmente a partir de los 65 años. Las vías respiratorias se irritan, la mucosa se seca y la defensa frente a virus se debilita. También aparece tos nocturna y peor calidad del sueño. Si la casa está húmeda, el frío favorece el moho y los ácaros, dos desencadenantes habituales del asma.

La referencia para tu factura

El IDAE marca la pauta para equilibrar confort y ahorro. Su guía sitúa el día de invierno en casa entre 21 °C y 23 °C, y la noche entre 15 °C y 17 °C. Ese descenso nocturno reduce el consumo sin sensación de frío bajo un buen edredón. Subir más allá de 23 °C dispara el gasto y reseca el ambiente.

Cada grado adicional en el termostato supone entre un 5 % y un 10 % más de energía. Un pequeño gesto, un gran impacto.

El aire demasiado caliente baja la humedad relativa, empeora la congestión nasal y puede irritar la piel. Ventilar unos minutos por la mañana y mantener la humedad entre 40 % y 60 % mejora el confort sin tocar el termostato.

¿Dónde sí conviene subir un poco?

En el baño puedes usar un calefactor de acción rápida durante la ducha para evitar contrastes térmicos. En el dormitorio, mejor una temperatura algo menor, que favorece el descanso. En la cocina, los fogones elevan la sensación térmica y es habitual no necesitar radiadores encendidos.

Cómo ajustar la casa sin perder confort

  • Instala termostatos programables y planifica franjas: calienta cuando haya gente, baja cuando la vivienda quede vacía.
  • Coloca válvulas termostáticas en radiadores y practica la calefacción por zonas: calor donde hace falta, no en todo el piso.
  • Sitúa el termostato en una zona central (salón), lejos de corrientes y fuentes de calor directo.
  • Mejora el aislamiento con burletes, dobles ventanas, cortinas gruesas y alfombras en suelos fríos.
  • Purgar radiadores al inicio de temporada evita ruidos y pérdidas de rendimiento.
  • Ventila 10 minutos con apertura cruzada. Renovas el aire sin enfriar paredes ni muebles.
  • Controla la humedad con un higrómetro. Si baja de 40 %, usa humidificador o coloca recipientes con agua cerca de radiadores.
  • Vístete por capas en casa: sube tu confort térmico sin tocar el termostato.

Temperaturas orientativas por estancia

Estancia Día Noche Notas
Salón y zonas de día 21–23 °C 18–20 °C Equilibrio entre confort y ahorro.
Dormitorios 18–20 °C 15–17 °C Mejor sueño con algo menos de calor.
Baño 22–24 °C puntual 18 °C mínimo Uso breve con calefactor rápido.
Cocina 19–21 °C 17–19 °C Los fogones suman calor percibido.

Calefacción por zonas bien utilizada

Divide tu vivienda en áreas y asigna setpoints distintos. Cierra puertas, regula cada radiador y evita calentar pasillos o estancias vacías. Si usas un único termostato, colócalo en el salón y acompáñalo con válvulas en dormitorios. Así evitas sobrecalentar para compensar cuartos fríos.

Cuánto puedes ahorrar en números

Imagina un gasto mensual de calefacción de 120 euros en el pico de invierno. Reducir el ajuste de 23 °C a 22 °C recorta entre un 5 % y un 10 %. Eso son entre 6 y 12 euros al mes. En tres meses fuertes, el ahorro suma 18–36 euros. Si bajas dos grados, la rebaja puede rondar 12–24 euros mensuales, siempre que mantengas el aislamiento y los horarios.

En viviendas eléctricas con bomba de calor, la eficiencia sube si sostienes una temperatura estable. Evita grandes picos. Programa 21–22 °C y apoya con cortinas, sol de mediodía y cerramientos bien sellados. En calderas de gas, revisa la temperatura de impulsión: radiadores a baja temperatura rinden mejor con funcionamiento continuo y estable.

Riesgos de pasarte de calor

Subir la casa por encima de 23 °C reseca el aire, aumenta el CO₂ en estancias cerradas y puede causar dolor de cabeza, somnolencia y picores. La piel se irrita y la nariz se congestiona. Para evitarlo, ventila a primera hora y después de cocinar o ducharte. Un ambiente templado con humedad controlada se siente más cálido que un aire muy seco.

Claves prácticas si vives con peques o mayores

Mantén el salón entre 22 °C y 23 °C en presencia de vulnerables y cuida que los dormitorios no bajen de 18 °C por la noche. Prioriza ropa de cama adecuada, calcetines y mantas ligeras. Evita estufas de combustión sin salida de humos y asegúrate de ventilar a diario.

Un paso más para 2025

Comprueba si tu municipio ofrece ayudas para rehabilitación energética y cambia ventanas con rotura de puente térmico cuando puedas. Un termómetro-higrómetro de bajo coste te dirá si el malestar viene por falta de humedad o por exceso de calor, y te ayudará a ajustar sin errores.

Si dudas entre dos ajustes, elige el más bajo y observa. Tu cuerpo se adapta en pocos días. Tu factura lo nota el mismo mes. Y te mantienes dentro de la franja que protege tu salud sin derrochar calefacción.

1 comentario en “Si subo un grado, mi factura se dispara» : la temperatura que tu casa no debería rebasar en 2025”

  1. Très clair, merci ! L’OMS qui fixe 18 °C minimum et l’IDAE recommandant 21–23 °C le jour, ça aide à cadrer. Et ce rappel qu’un degré en plus = +5 à +10 % sur la facture, c’est pas rien. Je vais programmer 22 °C en journée.

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