Una solución sencilla recorre España y promete calor rápido sin gastar de más.
El termostato sube, la casa no responde y el aire huele a polvo quemado. La escena se repite en muchos pisos con calefacción por agua. Una experta en limpieza, Norma Martínez, ha popularizado un método doméstico que ataca el problema donde nace: dentro del radiador. El objetivo es recuperar flujo, reducir ruidos y ganar grados sin cambiar de caldera.
Radiadores: el enemigo está dentro del circuito
Por fuera hay pelusa y polvo. Por dentro se forma un lodo fino con óxido, cal y biofilm que se adhiere a las paredes. Esa mezcla frena el paso del agua y estrangula el calor. El síntoma es claro: la parte superior quema y la inferior apenas tibia. A veces aparecen chasquidos o un clic-clic nervioso.
Fabricantes europeos calculan que la acumulación interna puede exigir entre un 10% y un 20% más de energía para lograr la misma temperatura. En enero, esa brecha se paga. También se nota en el confort: la estancia tarda más en templarse y el termostato obliga a la caldera a ciclos más largos.
Si tu radiador tiene zonas frías, ruidos y tarda en calentar, la suciedad interna está bloqueando el caudal. Atacarla desde dentro devuelve el rendimiento.
El método de Norma Martínez: sencillo, rápido y medible
La propuesta de Martínez no requiere maquinaria especial. Basa su eficacia en dos variables: alcalinidad y temperatura moderada. El amoníaco doméstico, en mezcla diluida con agua caliente, deshace grasa, biofilm y parte de los sedimentos blandos sin atacar pinturas ni juntas habituales.
Paso a paso para limpiar por dentro
- Apaga la calefacción y espera a que el radiador esté frío.
- Cierra la válvula termostática y la de retorno. Coloca una bandeja bajo el purgador.
- Drena hasta vaciar. Si el modelo lo permite, desmonta y lleva la pieza a un lugar ventilado.
- Mezcla 1 parte de amoníaco doméstico con 8 partes de agua caliente (50–60 °C, sin hervir).
- Vierte la mezcla con embudo. Tapa las bocas. Inclina y mueve suavemente para que la solución recorra el interior.
- Deja actuar 15–20 minutos. No más de 30.
- Abre y evacua el líquido. Repite enjuagues con agua limpia hasta que salga casi transparente.
- Vuelve a montar. Abre válvulas, purga el aire y comprueba presión en la caldera.
Regla de oro de seguridad: ventila, usa guantes y gafas, y nunca mezcles amoníaco con lejía. Evita también el agua en ebullición.
Errores que se repiten y cómo evitarlos
- Agua hirviendo: puede dañar juntas y pinturas. Mantén 50–60 °C.
- Mezclas peligrosas: amoníaco con lejía genera gases tóxicos. Prohibido.
- Exceso de tiempo: más de 30 minutos no mejora el resultado y puede resecar juntas.
- Falta de purgado: deja bolsas de aire y zonas frías. Purga hasta eliminar burbujas.
- Ventilación pobre: abre ventanas y cierra puertas al resto de la casa.
¿Por qué funciona esta combinación?
El amoníaco es alcalino y actúa sobre la suciedad orgánica y el biofilm que el agua de calefacción arrastra con el tiempo. La temperatura moderada acelera la acción química y ayuda a desprender lo adherido. Frente a ácidos como el vinagre, esta opción respeta mejor pinturas y metales frecuentes en radiadores de hierro fundido, acero o aluminio pintado.
| Método | Ventajas | Precauciones | Uso recomendado |
|---|---|---|---|
| Amoníaco + agua caliente (1:8) | Actúa sobre biofilm y grasas, rápido, económico | Ventilar, guantes, nunca con lejía | Mantenimiento anual de radiadores domésticos |
| Vinagre diluido | Económico, útil contra cal ligera | Puede atacar pinturas y metales sensibles en contacto prolongado | Tinas, grifos; en radiadores, uso puntual y corto |
| Desincrustante neutro específico | Formulación técnica, acción equilibrada | Seguir ficha técnica, precio más alto | Instalaciones antiguas o muy calcificadas |
¿Qué radiadores se benefician y cuándo hacerlo?
El tratamiento resulta compatible con hierro fundido, paneles de acero y aluminio pintado. En equipos muy antiguos con óxido severo conviene inspección previa. Si tu instalación es central de comunidad, consulta antes de purgar para no descompensar el circuito común.
La frecuencia recomendada es anual, justo antes del frío. En aguas duras o viviendas con reformas recientes en la instalación, un repaso a mitad de temporada ayuda. Si el radiador tiene más de diez años o suena como maracas, dos ciclos cortos separados por un enjuague adicional suelen mejorar el caudal.
Señales de que tu radiador pide limpieza
- Zonas frías persistentes, especialmente en la parte inferior.
- Ruidos de clic, gorgoteos o vibraciones durante el arranque.
- Termostato alto y sensación de frío en la estancia.
- Subida de consumo sin cambios en el hábito de uso.
- Color oscuro al drenar o al purgar el radiador.
Ahorro y confort: lo que puedes esperar
Tras una limpieza interna adecuada, el radiador recupera uniformidad térmica. El agua circula mejor y la caldera trabaja menos tiempo para alcanzar la consigna. Usuarios reportan reducciones de ciclos y un calor más homogéneo en las estancias. La mejora ronda el 10–20% en equipos con sedimentación apreciable, según estimaciones del sector.
El aire interior también mejora. Al estabilizar la temperatura de la superficie, el polvo depositado en el exterior se quema menos y el olor metálico disminuye. Un trapo húmedo por las aletas completa la puesta a punto.
La mezcla correcta, el tiempo justo y un buen purgado devuelven al radiador su “respiración” térmica. El resultado se nota en la factura y en los pies.
Preguntas rápidas
- ¿Sirve el amoníaco perfumado doméstico? Sí. Mantén la proporción 1:8 y ventila bien. El industrial no es necesario en casa.
- ¿Se puede hacer sin desmontar? Sí. Usa bandeja amplia, embudo y paños. Trabaja con paciencia para evitar derrames.
- ¿Qué hago si el olor molesta? Abre ventanas, cierra puertas internas y prueba con 1:10 y ciclos más cortos. El olor se va al enjuagar.
- ¿Cada cuánto repetir? Una vez al año. En aguas duras, cada 8–10 meses.
Más allá del truco: mantenimiento que marca la diferencia
Equilibra los radiadores de la vivienda abriendo más las llaves en estancias frías y cerrando un cuarto de vuelta en las más cálidas. Purga aire al inicio de temporada y revisa la presión de la caldera después de cada intervención. Un inhibidor de corrosión específico para circuitos cerrados reduce lodos futuros y protege la bomba.
Si el problema persiste, un técnico puede realizar un lavado de circuito con bomba externa y producto neutro. Es una intervención breve y más intensa que la doméstica. En pisos medios, su coste suele compensar cuando hay varios radiadores con síntomas y consumo disparado. También conviene revisar filtros de retorno y el estado del vaso de expansión para evitar cavitaciones y ruidos.
Para viviendas con niños o personas sensibles a olores, planifica la limpieza por estancias y en días templados. Ventila al menos 20 minutos, mantén cerrada la puerta del cuarto y guarda el amoníaco fuera del alcance. Si la instalación es mixta con suelo radiante, limita el tratamiento a radiadores y deja el circuito de suelo para profesionales con equipos de purga específicos.










Lo probé ayer con la mezcla 1:8 y en 20 minutos mi radiador dejó de hacer clic-clic. ¡Funciona y calienta parejo otra vez! 🙂
¿El amoníaco no ataca la pintura con el tiempo? Tengo paneles de acéro y me da cosa dejarlo 15–20 min. ¿Alguien con experiencia real?