Lo que eliges en dos segundos puede cambiar la sal que tomas sin verlo.
Ese gesto cotidiano, casi automático, pesa más de lo que parece. La OCU ha revisado un producto comodín del frigorífico y el dato que aflora no va de precio ni de calorías. Va de sal. Y apunta a un ultraprocesado que muchos usamos para “arreglar” una ensalada o un bocadillo cuando falta tiempo.
El alimento que parece ligero y dispara el sodio
Los palitos de cangrejo, también llamados surimi, no son cangrejo. Nacen de una pasta de pescado blanco lavada, a la que se añaden almidones, aromas y aditivos para lograr textura y sabor marino. Esa formulación, según la OCU, puede concentrar más sal por 100 gramos que muchas bolsas de patatas fritas.
Los rangos hablan por sí solos. En patatas fritas de bolsa habituales se ven cifras de 1,2–1,5 g de sal por 100 g. Diferentes marcas de surimi se mueven en 2,0–2,5 g por 100 g, con casos que superan la media. En una ración corriente de 80 g, te puedes llevar 1,6–2,0 g de sal sin darte cuenta. La comparación ya no suena tan intuitiva cuando miras la etiqueta.
Claves rápidas: surimi 2,0–2,5 g de sal/100 g; patatas fritas 1,2–1,5 g/100 g; límite orientativo OMS 5 g al día.
¿Por qué tanto sodio? La sal no solo sazona. Aporta estructura a la masa proteica, hace de conservante en la cadena de frío y redondea el sabor tras el lavado del pescado. El cerebro completa el resto: “es pescado, será saludable”. Ese halo juega a favor del consumo frecuente y en contra de tu contador diario de sal.
Cómo leer la etiqueta sin apps ni lupa
La decisión empieza en el pasillo de refrigerados. No te quedes en el precio ni en las calorías del frontal. Gira el envase y busca “sal” por 100 g. Ese dato te sirve para comparar marcas distintas sin marearte con raciones.
- Apunta este umbral práctico: si ves más de 1,5 g/100 g, estás en terreno salado.
- Prioriza que el primer ingrediente sea “pescado” o “pescado picado”, no almidón.
- Lista de aditivos: mejor corta y comprensible que un festival de “E-…”.
- Ración realista: 3–4 palitos, no el paquete entero “porque pesa poco”.
- Evita sumarle más sodio con salsas comerciales; usa limón, hierbas y aceite de oliva.
Si la etiqueta da “sodio” en lugar de “sal”, multiplica por 2,5 para saber cuánta sal ingieres.
Tabla express para situarte
| Producto | Sal por 100 g (aprox.) | Ración típica y sal estimada |
|---|---|---|
| Palitos de cangrejo (surimi) | 2,0–2,5 g | 80 g → 1,6–2,0 g |
| Patatas fritas de bolsa | 1,2–1,5 g | 30 g → 0,36–0,45 g |
| Tope recomendado por la OMS | 5 g/día | No superar a lo largo del día |
Los valores cambian según marca y receta. La comparación orienta tu compra y te ayuda a cuadrar el día sin pasarte.
Por qué importa a tu tensión y a tu plato
El exceso de sal no solo hincha cifras en la etiqueta. A medio plazo eleva la presión arterial y castiga el sistema cardiovascular. Basta con sumar pequeños “extras” para rebasar el límite sin ruido: pan, quesos curados, embutidos, sopas preparadas, salsas y, ahora lo sabes, ese surimi que parece inocente.
La OMS sitúa el tope orientativo en 5 g de sal al día para adultos. No hace falta ser nutricionista para entender qué significa: si una cena con surimi ya te da 2 g, el resto del día debe ir ligero de sodio.
La idea no es prohibir alimentos, sino poner el dato en su sitio: si un ultraprocesado supera en sal a unas patatas fritas, mejor reservarlo y no convertirlo en costumbre.
Ejemplo práctico para un día corriente
Imagina un martes cualquiera:
- Desayuno con pan y queso tierno: 0,8–1,0 g de sal.
- Comida con sopa de brick y pechuga a la plancha: 1,2–1,6 g.
- Merienda con frutos secos salados: 0,4–0,6 g.
- Cena rápida con 80 g de surimi en ensalada: 1,6–2,0 g.
Total aproximado: 4,0–5,2 g. Con dos decisiones distintas (frutos secos sin sal y proteína fresca en la cena) bajas ese total más de un gramo sin perder saciedad.
Alternativas ágiles que bajan el sodio
Necesitas soluciones que compitan con el surimi en rapidez y precio. Estas combinaciones salen igual de prácticas y cargan menos sal si miras bien la etiqueta:
- Huevo cocido con tomate y aceitunas, aliñado con aceite y vinagre.
- Atún o caballa al natural con pimiento y maíz, toque de lima.
- Garbanzos salteados con ajo, perejil y tiras de pavo bajo en sal.
- Langostinos cocidos pelados con rúcula, aguacate y hierbas.
- Restos de pollo asado desmigado con pepino y yogur natural sin sal.
Otra vía consiste en mezclar una pequeña cantidad de surimi con mucha verdura crujiente y un cereal cocido sin sal añadida, como el cuscús o el arroz. La verdura aporta volumen y potasio, que ayuda a equilibrar el sodio en la dieta.
Lo que hay detrás del “sabe a mar”
El proceso del surimi incluye lavado del pescado para concentrar proteínas y eliminar compuestos indeseados. Ese lavado reduce sabor y minerales. La industria recupera textura con sal y crioprotectores, y redondea el gusto con aromas. No hay trampa ilegal, sí una formulación que funciona por conveniencia y coste. Tú decides cuánto espacio le das en tu semana.
Regla práctica: cuanto más transformado y sabroso sea un producto de nevera, más atención merece su línea de “sal/100 g”.
Cómo compensar si ya lo tienes en casa
- Ración pequeña y puntual, sin repetir varios días seguidos.
- Mucho vegetal fresco y cítrico para realzar sin salar.
- Quita la sal de la receta ese día y evita panes muy salados.
- Bebe agua y limita quesos curados, encurtidos y salsas preparadas en esa jornada.
Un par de ideas extra para afinar tu compra
Si dudas entre marcas, crea tu propio semáforo con tres números: sal/100 g, proteína/100 g e ingredientes. Un surimi con 2,1 g de sal y 10 g de proteína te interesa más que uno con 2,5 g de sal y 7 g de proteína. Si el almidón aparece antes que el pescado, vuelve a dejarlo en frío.
Conviene recordar una conversión útil al leer etiquetas internacionales: 1 g de sodio equivale a 2,5 g de sal. Si un envase declara 0,8 g de sodio/100 g, estás ante 2,0 g de sal/100 g. Haz el cálculo mental antes de meterlo en la cesta.
Para quienes entrenan o caminan en días calurosos, la solución no pasa por aumentar ultraprocesados salados. Ajusta la hidratación, usa sal en cocina con medida y prioriza alimentos frescos con potasio: plátano, tomate, legumbres y patata cocida. Así equilibras electrolitos sin disparar el sodio oculto.










¿Entonces el surimi tiene más sal que las patatas fritas? Vaya sorpresa. ¿Alguna marca con menos de 1,5 g/100 g?
Otra vez demonizando un procesado que salva cenas. Lo importante es la ración: 3–4 palitos y listo. La comparación con chips puede confundir.