Según un experto en IA: no uses ChatGPT para decisiones importantes y estas 5 señales te avisan

Según un experto en IA: no uses ChatGPT para decisiones importantes y estas 5 señales te avisan

La pantalla responde. Tu vida, no.

Cada día más gente pide al chat qué estudiar, si aceptar un empleo o cómo contestar a un mensaje incómodo. Un experto en inteligencia artificial levanta la voz con una idea simple: los modelos escriben bien, pero no conocen tus cuentas, tus miedos ni las consecuencias que solo tú pagas. La tecnología ayuda, sí, pero la decisión necesita contexto, responsabilidad y tiempo.

La advertencia que incomoda: el modelo no vive tu vida

Un sistema de lenguaje genera texto plausible a partir de patrones. No siente, no recuerda tu historial, no tiene acceso a tu agenda ni a tus tensiones familiares. Produce frases que suenan convincentes, pero no incorpora esa arista que cambia el desenlace en una negociación o en un conflicto laboral.

Un ejemplo típico: alguien pide al chat un borrador elegante para responder a un cliente difícil. El texto sale impecable. Al enviarlo, la relación se tensa más. Ese hilo previo de fricciones, esa cláusula que asoma entre líneas, ese gesto que irrita a la otra parte, no estaban en el prompt. Un matiz humano fuera del guion lo desbarató.

Los modelos funcionan mejor cuando la realidad encaja con el promedio de sus datos. Tu biografía rara vez es promedio. Hay sesgos de entrenamiento, lagunas de información y una sensación de certeza que se pega a la prosa fluida. Un asistente así se parece más a un espejo de probabilidades que a una fuente con criterio propio. Si le das poco contexto, te devuelve un reflejo amable, pero borroso. Y lo borroso suele ocultar riesgos.

La IA no asume consecuencias. Quien convive con los efectos de una mala decisión eres tú.

Señales de que estás delegando demasiado

  • Buscas un “sí” o “no” directo para evitar el vértigo de decidir.
  • Formulas prompts vagos, sin límites, números ni restricciones personales.
  • Ignoras el coste del error si la recomendación sale mal.
  • Te seduce el tono seguro y dejas de contrastar con datos propios.
  • No consultas a nadie que conozca tu contexto y tus incentivos reales.

Cómo usar la IA sin soltar el timón

El experto propone un enfoque práctico: usa el modelo como generador de hipótesis, no como árbitro. Pídele listas de opciones, criterios para evaluar y contraargumentos. Después aterriza cada punto con tu información: dinero, tiempo, riesgos, salud, relaciones y valores. El chat abre el mapa; la ruta la eliges tú.

Convierte la conversación con el modelo en una lluvia de escenarios y preguntas, no en un veredicto.

Un ritual de 15 minutos para decidir con cabeza

  • Define el marco en una frase: qué decides y en qué plazo.
  • Pide al modelo 5 criterios de evaluación y 3 riesgos por opción.
  • Asigna pesos a tus criterios (por ejemplo: 40 % salario, 30 % tiempo, 20 % aprendizaje, 10 % familia).
  • Anota datos reales en dos columnas (opción A y B) y calcula un puntaje simple.
  • Escribe por adelantado tu regla de corte y no la cambies al leer una salida seductora.
  • Si el coste del fallo es alto, pausa 24 horas y contrasta con una persona de confianza.

Donde más te juegas dinero, salud y reputación

Hay áreas sensibles donde conviene extremar el cuidado. La IA puede apoyar con ideas y simulaciones, pero la evidencia y la validación humana resultan decisivas cuando hay impacto a largo plazo.

Área Riesgo al delegar Qué pedir al chat
Salud Consejos genéricos que obvian tu historial clínico Listas de preguntas para tu médico y comparativas de opciones
Finanzas personales Recomendaciones sin contemplar impuestos, deudas o horizonte Escenarios de riesgo, variables a vigilar y glosario de términos
Legal Errores en matices de jurisdicción o plazos Esquemas de cartas, checklist de cláusulas y puntos de negociación
Trabajo y equipo Conflictos por tono, tiempos o cultura interna Alternativas de enfoque y preguntas para medir impacto en el equipo

Caso práctico: una oferta de trabajo con dudas

Escenario: recibes dos ofertas. La A paga 3.000 euros al mes, exige 3 días en oficina y propone un rol definido. La B paga 2.600, es 100 % remota y promete crecimiento rápido. Pides al modelo: “Genera 6 criterios para elegir entre dos ofertas con salarios distintos, incluye riesgos y preguntas para mi futura jefatura”.

Resultado típico: te sugiere sueldo neto, estabilidad, aprendizaje, flexibilidad, impacto y cultura. Asignas pesos. Introduces tus datos reales (alquiler, transporte, cuidado de un familiar). Puntúas cada criterio del 1 al 5. La hoja te arroja dos números cercanos. La IA te ayuda a ver contraargumentos: “¿y si el remoto te aísla?”, “¿y si el rol definido limita tu desarrollo?”. La decisión llega cuando comparas esa hoja con tu momento vital. El modelo no puede decidir por ti que, este año, la flexibilidad vale más que 400 euros mensuales.

Preguntas que suben el nivel de tu prompt

  • “Genera 5 criterios medibles para decidir X con un presupuesto de Y y plazo Z”.
  • “Propón 3 escenarios optimista, base y pesimista, con supuestos explícitos”.
  • “Escribe contraargumentos a la opción A desde la perspectiva de un tercero afectado”.
  • “Enumera riesgos ocultos y qué datos debería reunir para verificarlos”.
  • “Convierte esta decisión en un plan de 90 días con hitos y señales de alerta temprana”.

Lo que subyace: contexto, responsabilidad y cultura digital

El aviso no empuja a desconectar la IA. Invita a madurar su uso. La herramienta mejora cada mes, afina tonos y aprende a citar fuentes, pero la parte íntima de cada decisión no cabe en tres líneas de prompt. Tu historia, tus cargas y tus apuestas no son un dataset. Por eso conviene construir una cultura donde las máquinas amplían la mirada y las personas mantienen la responsabilidad.

Dos recordatorios prácticos para cerrar el círculo. Primero, privacidad: cuanto más sensible sea tu caso, menos detalles personales conviene volcar en un chat. Resume, anonimiza y comparte solo lo imprescindible. Segundo, verificación: si el asistente te devuelve datos, pide supuestos, limita el ámbito y cruza con documentos propios o con un profesional.

Para ir un paso más allá

  • Diseña un “árbol de decisiones” para tus dudas recurrentes y úsalo como plantilla.
  • Simula objeciones: que el modelo adopte el rol de tu futuro yo si la cosa sale mal.
  • Practica el “pre-mortem”: imagina que la decisión fracasó y enumera causas probables.
  • Combina IA con métricas: define por adelantado la señal que te hará corregir rumbo.

La máquina puede ayudarte a pensar mejor. El compromiso con el resultado solo puede ser tuyo.

2 comentarios en “Según un experto en IA: no uses ChatGPT para decisiones importantes y estas 5 señales te avisan”

  1. Gracias por el enfoque de «hipotesis, no veredicto». Probaré el ritual de 15 minutos; me faltaba esa disciplina para no cambiar la regla de corte cuando veo una salida «bonita». Y sí: pesos claros y datos propios antes del consejo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio