Un comunicador con fama de intrépido, Iker Jiménez, lanzó una frase que duele más de lo que parece: “La curiosidad ya no se premia, se ridiculiza”. No habla solo de televisión o de tertulias. Habla de una costumbre cotidiana: mirar raro al que pregunta, hacer chistes del que se detiene a dudar, correr a opinar para no quedarse fuera.
Iker habla con calma, como quien ordena piezas de un puzzle que otros prefieren ver desarmado. El técnico hace un gesto y la señal sube, mientras en los móviles del equipo pasan memes, titulares, comentarios feroces que repiten el estribillo: “ya está el pesado preguntando”. Él sonríe sin ironía y repite la idea, como midiendo cada sílaba. Nadie interrumpe. ¿Y si tiene razón?
Cuando preguntar se vuelve sospechoso
La escena se repite en aulas, oficinas y timelines: hay prisas, hay certezas instantáneas, hay una impaciencia que expulsa la duda. La curiosidad, que antes abría puertas, hoy despierta miradas de “¿no lo sabías?”. **La curiosidad molesta cuando cuestiona lo cómodo.** Es más fácil seguir el hilo del grupo que frenar y preguntar por qué, para qué, de dónde.
Un productor me contaba una anécdota de redacción: una invitada confesó en directo que no sabía un dato y pidió explicarlo desde cero. Llegaron risas y cortes de vídeo girando en redes, como si el “no sé” fuera un delito. Pasamos más de dos horas al día saltando de un contenido a otro y ese ritmo entrena el dedo, no la duda. El resultado es una gimnasia de respuesta rápida que penaliza lo raro, lo lento, lo que no encaja.
La economía de la atención premia lo que se entiende en tres segundos. El algoritmo detecta intensidad, no matiz, y la tribu adora los eslóganes. Ridiculizar la curiosidad es rentable: crea chistes, alinea bandos, sube la temperatura. *La curiosidad no es un hobby, es una postura vital.* Cuando se vuelve sospechosa, la conversación se achica y el mapa mental se llena de fronteras imaginarias.
Cómo volver a entrenar la curiosidad
Funciona un método sencillo y constante: diez minutos de “gimnasio de preguntas” al día. Abre una pestaña al azar, elige un concepto que no dominas y escribe tres porqués seguidos. Cierra con una microacción: busca una fuente contraria, llama a alguien que sabe, prueba una herramienta nueva. **El algoritmo no odia la curiosidad: la olvida si no la alimentas.** Dale de comer con señales pequeñas y repetidas.
Otra rutina práctica: el “diario de asombro”. Dos entradas, cada noche, sin filtro: algo que no entendiste y algo que te dejó pensando. Todos hemos vivido ese momento en el que callamos por miedo a parecer torpes. Cambiarlo exige un mínimo de coraje y una comunidad que no te castigue por preguntar. Seamos honestos: nadie hace eso todos los días. Hazlo tres veces por semana y ya cambias el ángulo.
“La curiosidad ya no se premia, se ridiculiza”. — Iker Jiménez
**Ridiculizar la pregunta es el truco más viejo del conformismo.** Si te sirve, guarda este pequeño encuadre de bolsillo:
- Pregunta poderosa: “¿Qué dato faltaría aquí para cambiar mi opinión?”
- Ritual de contraste: dos fuentes distintas antes de compartir un enlace.
- Regla 70/30: escucha el 70% del tiempo en una charla difícil.
- Higiene digital: un día a la semana sin feeds, solo lectura larga.
Lo que nos jugamos
La curiosidad es un músculo social. Cuando se atrofia, los errores duran más, los mitos se hacen cómodos y el talento se esconde. Una sociedad que ridiculiza la pregunta fabrica especialistas en salir del paso, no en ir al fondo. Y ahí se pierde algo íntimo: la alegría del descubrimiento compartido. No es una nostalgia de sobremesa, es una mejor manera de vivir juntos.
| Punto Clave | Detalle | Interés para el lector |
|---|---|---|
| La frase de Iker | “La curiosidad ya no se premia, se ridiculiza” | Marco para entender debates actuales |
| Entrenamiento diario | Diez minutos de “gimnasio de preguntas” | Aplicación inmediata y medible |
| Escudo social | Rutinas y reglas 70/30, contraste y pausa | Herramientas para conversaciones difíciles |
FAQ :
- ¿Iker Jiménez se refiere solo a los medios?Habla del clima cultural: redes, escuela, trabajo y tertulias.
- ¿Cómo empezar si me da vergüenza preguntar?Empieza por escrito, en privado, y lleva una pregunta preparada a cada charla.
- ¿Sirve entrenar con IA o buscadores?Sí, si anotas lo que aprendes y contrastas con al menos dos fuentes humanas.
- ¿Qué hago cuando se burlan?Nombre la broma sin entrar en el pique y vuelve al dato que falta.
- ¿Cuánto tiempo tarda en notarse el cambio?En dos semanas notarás menos miedo; en un mes, mejores conversaciones.










Merci pour cet angle. Iker met le doigt sur un réflexe réel: l’économie de l’attention adore l’étincelle, pas la nuance; et pourtant, sans doute, on ne construit rien. J’aime l’idée du “gym des questions” et du journal d’étonnement: trois pourquoi, une micro‑action, répéter. Ça met la curiosité sur agenda, pas au hasard. Je vais tester la règle 70/30 dans ma prochaine réunion et voir si la conversation s’élargit au lieu de se crisper.
Je ne suis pas certain que ce soit si nouveau. La curiositée a toujours été tolérée tant qu’elle ne ralentit pas la chaîne. Dans les rédactions, on applaudit la question… si la réponse arrive vite. Où sont les données ici ? Peut‑on vérifer que la “moquerie” augmente réellement, au‑delà d’anecdotes et de timelines ? Sinon, on risque de convertir un ressenti en loi générale.