Rosa Montero, periodista: “Las redes han cambiado la verdad por la velocidad”

Rosa Montero, periodista: “Las redes han cambiado la verdad por la velocidad”

La periodista y escritora, Premio Nacional de las Letras, mira de frente un ecosistema donde el rumor corre y la verificación llega tarde. ¿Qué perdemos cuando gana la velocidad? ¿Y cómo se reconstruye la confianza cuando la ventana del móvil se convierte en plaza pública, tribunal y casino a la vez?

La tarde cae en una cafetería de barrio y el murmullo de las tazas compite con las notificaciones del teléfono. Rosa Montero acaba de salir de una charla y, aún con la voz cálida, resume un vértigo que todos sentimos: la agenda brilla en la pantalla, pero se deshilacha en la memoria. Ella cuenta cómo una noticia mal contada puede incendiar un día entero, mientras los editores buscan aire entre trending topics y titulares que no duerman. Alguien pide otro café. El móvil vuelve a vibrar. La frase llega como un chasquido: “Las redes han cambiado la verdad por la velocidad”. Y no suena a exageración.

La verdad en tiempos de scroll

La idea tiene cuerpo cuando se ve de cerca: el timeline como una autopista sin arcén, donde el matiz no encuentra sitio. Montero lo define con una imagen doméstica: abrir la nevera y ver cien ingredientes, pero sin receta, sin tiempo y sin fuego. Las palabras se aceleran y los hechos quedan sin abrigo. **El oficio de contar, que antes pedía calma y contraste, hoy pelea por no perder la atención de un dedo inquieto.** No es nostalgia, es logística: lo que tarda en confirmarse, se queda atrás.

Hay números que cortan el aire. El estudio clásico del MIT mostró que los bulos viajan más lejos y más rápido que las noticias verificadas, multiplicando su difusión. Basta recordar una tarde de elecciones o una alarma sanitaria: capturas sin contexto, audios reenviados, el “lo he visto en X” funcionando como sello de autoridad. “Todos lo están diciendo” se convierte en prueba. Un periódico como El País puede corregir en minutos, Maldita.es desmonta el bulo con datos, y aun así la chispa ya corrió por los grupos familiares. Es un juego que recompensa la prisa, no la precisión.

La trampa es doble: no solo corre la mentira, también se entrena al público para desear lo instantáneo. Montero habla de una “adicción a la inmediatez” que reduce el espacio de dudas, ese lugar donde la verdad se construye. En redacciones pequeñas, el coste se nota más: menos manos para verificar, más presión por publicar. La audiencia observa el reloj, el algoritmo premia lo que agita, y el periodismo pierde músculo si acepta las reglas sin discutirlas. La salida no es desconectar, sino aprender a poner freno antes del clic.

Cómo frenar sin desconectarse

Hay gestos concretos que cambian el partido. Uno simple y poderoso: esperar veinte minutos antes de compartir un contenido que te enciende por dentro; en ese rato, buscar la fuente original y leer hasta el final. Abrir imagen en buscador inverso, revisar la fecha, mirar el usuario que publica y su historial. **Si algo parece hecho para indignarte, trátalo como un anuncio: pregunta quién paga, qué gana y a quién beneficia.** Y si eres periodista, regresa al mapa viejo: segundo par de ojos antes de publicar, contacto directo con la fuente y nota visible si corrigen.

El lector también puede tomar dos atajos sanos: seguir a verificadores y a periodistas que muestren sus procesos. No hace falta ser policía del dato, basta con adoptar una pequeña rutina de dudas. Seamos honestos: nadie hace eso todos los días. Por eso conviene fijar recordatorios: “espera, busca, contrasta”. Todos hemos vivido ese momento en el que una noticia nos atraviesa y queremos que sea verdad porque encaja con lo que pensamos. La vacuna es simple, aunque a veces molesta: reconocer el sesgo antes de apretar “compartir”.

En redacción, una micro-método ayuda: el “semáforo de verificación”. Rojo si no hay fuente identificable, ámbar si hay una, pero sin respaldo independiente, verde si cuenta con dos vías sólidas.

“Las redes han cambiado la verdad por la velocidad, pero la velocidad sin verdad es ruido que asfixia”, dice Montero con cansancio atento.

  • Prueba rápida de origen: ¿quién lo dijo primero y dónde?
  • Rastro documental: ¿hay dato, PDF, acta, sentencia, BOE?
  • Contexto mínimo: ¿qué falta para que no engañe sin mentir?
  • Plan B: si no llegas, publica que estás comprobando.

La herramienta no da glamour, da claridad.

Volver a contar para volver a creer

Más que nostalgia, lo que aparece es la necesidad de una nueva cortesía informativa. Montero insiste en el detalle humano: un testigo con dudas vale más que una captura brillante. La calidad no está en sonar solemne, sino en abrir la cocina: explicar por qué una fuente es fiable, por qué otra no, qué no se sabe aún. *La prisa es un animal que muerde.* En tiempos de scroll infinito, gana quien se atreve a poner un límite y decir “esto no lo sé, todavía”. En esa grieta, extraña y honesta, crece la confianza. **La conversación pública no necesita más ruido: necesita pausas, y un lector con ganas de entender.** Compartir es un acto de responsabilidad, casi doméstico, que empieza por una duda bien colocada.

Punto Clave Detalle Interés para el lector
Velocidad vs. verdad La lógica de las redes premia la inmediatez y penaliza el contraste Comprender por qué nos llegan antes las versiones falsas
Higiene digital Rutinas simples: esperar, buscar fuente, revisar fecha e imagen Evitar compartir bulos sin invertir mucho tiempo
Transparencia periodística Mostrar procesos, errores y tiempos de verificación Recuperar confianza y leer con mirada crítica

FAQ :

  • ¿Qué quiso decir Rosa Montero con “han cambiado la verdad por la velocidad”?Que la lógica de recompensa en redes prefiere lo que se publica rápido y emociona, aunque esté incompleto o sea falso.
  • ¿Cómo puedo detectar un bulo en pocos pasos?Busca la fuente original, comprueba la fecha, usa buscador inverso de imágenes y mira si hay verificación independiente.
  • ¿Es viable el “periodismo lento” en Internet?Sí, si se explica el proceso: avances con contexto, actualizaciones claras y transparencia cuando faltan datos.
  • ¿Qué papel tienen los verificadores como Maldita.es o Newtral?Actúan como cortafuegos: documentan, aportan contexto y crean hemeroteca útil para desmentir con rapidez.
  • ¿Qué puedo hacer si ya compartí algo falso?Editar o borrar, y publicar una rectificación breve con el enlace correcto. Eso reduce el daño y educa a tu red.

2 comentarios en “Rosa Montero, periodista: “Las redes han cambiado la verdad por la velocidad””

  1. Ok, mais la vitesse n’est pas l’ennemie: sans directs, on expose des abus. Le vrai problème, c’est l’absence de méthode et de contexte, pas la cadence.

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