Roberto Gil, 28 años, electricista: “Cada instalación es un reto técnico, no un trabajo repetitivo”

Roberto Gil, 28 años, electricista: “Cada instalación es un reto técnico, no un trabajo repetitivo”

Cortar, pelar, conectar, probar. Él dice lo contrario: el reto está en lo que no se ve, en el muro que guarda un cable viejo, en la curva de carga de una cocina moderna, en la casa que respira de otro siglo. ¿Rutina? Lo que se repite es la sorpresa.

La mañana empieza con el ascensor estropeado y un pasillo que huele a pintura fresca. Roberto sube con la mochila y el multímetro golpeándole la cadera, saluda en voz baja y deja las herramientas sobre el suelo frío del piso vacío. Afuera, una moto pasa como una chispa. Dentro, solo el rumor de los tubos de agua. Él abre una caja de registro y mira como si leyera un mapa antiguo. Hay cinta aislante de tres colores, polvo en los dedos y un silencio de quirófano. Enchufa una lámpara de obra y la claridad dibuja el trazado de la pared. Golpea con los nudillos. Escucha. La pared contesta.

El oficio que no se repite: cómo Roberto convierte cada piso en un caso distinto

Roberto tiene 28 años y una manía: mirar primero el conjunto. Dice que cada vivienda habla con su propio acento eléctrico. Un adosado de los 90 “sopla” distinto a un estudio reformado con domótica. El reto empieza cuando encuentra lo que no encaja: un magnetotérmico sobredimensionado, un neutro que se pasea por donde no debe, una derivación a masa que no salta. Lo cotidiano se rompe ahí. Y él se activa.

En un tercero sin ascensor, una inquilina le contó que “las luces parpadean cuando el microondas canta”. Roberto dibujó a lápiz un esquema rápido sobre cartón: cocina a un lado, salón al otro, dos líneas que se cruzan donde no deberían. Midió consumos, separó circuitos, cambió la sección en el tramo que sufría. La noche llegó, la vecina calentó su cena y la luz ya no guiñó. En la libreta, Roberto anota: “mismo edificio, lógica diferente”. Todos hemos vivido ese momento en que una casa por fin deja de “pelearse” con nosotros.

La repetición muere cuando entra la variable. La **carga** de un horno nuevo, la **planificación** caprichosa de una reforma antigua, la normativa que cambia cada poco. Un circuito puede parecer gemelo y, aun así, reaccionar distinto por la longitud de cable, la calidad de las conexiones o una borna floja. Roberto lo cuenta con calma: la electricidad es como el agua, busca su salida, nota cualquier estrechez. Y el trabajo consiste en leerle el camino antes de tocar nada.

Los gestos que funcionan: método, errores que duelen y una lista que salva obras

Su método empieza con un mapa. Primero desconecta, después etiqueta. Usa bridas con números, separa líneas por uso, “escucha” el cuadro con el polímetro y una pinza amperimétrica. Si hay ruido armónico, lo detecta; si hay caída de tensión, lo mide en tramos. Luego, un gesto simple: reapretar todo. Tornillo a tornillo. Porque un cuarto de vuelta puede ser la diferencia entre calor y seguridad. Termina con una foto del cuadro “limpio” y un esquema pegado en la tapa. Parece lento. Es más rápido.

Roberto ve los mismos tropiezos: empalmes escondidos sin caja, neutros compartidos entre circuitos, secciones que no miran el consumo real, tierras que “desaparecen” en la cocina. Seamos honestos: nadie hace realmente eso todos los días. Tres consejos de amigo: respeta el orden del cuadro, piensa en la **seguridad** como si fuera tu casa y prueba cada circuito con carga real. Si fallas, que falle delante de ti, no cuando lleguen los niños con una consola nueva.

Hay un punto humano en cada instalación: detrás del cable hay alguien que cocina, estudia, duerme. Roberto lo repite porque le cambia el pulso al trabajo.

“Cada instalación es un reto técnico, no un trabajo repetitivo”.

  • Separar circuitos por uso: iluminación, enchufes, cocina/horno, climatización, lavadora/baño.
  • Etiquetar con fecha y amperaje real tras pruebas con carga.
  • Reapretar y revisar bornas a los 30 minutos de la primera prueba.
  • Medir caída de tensión en el punto más lejano del circuito.
  • Dejar un esquema claro en el cuadro. Tu yo del futuro te lo agradecerá.

Lo que aprendes al mirar con ojos de 28 años

Hay una manera fresca de entrar en una obra: sin el cansancio de las posiciones fijas. Roberto lo hace con curiosidad y con una idea que no negocia: **escucha del lugar** antes de tocar el destornillador. Habla con quien vive ahí, pregunta horarios, picos de consumo, miedos. Ajusta el diseño a esa vida, no a un plano ideal. *Una chispa no suena igual dos veces.* Lo que queda, al terminar, es una instalación que no pelea con la casa, sino que la acompaña. Y eso, según él, es el verdadero ahorro de energía: el que no se nota porque todo fluye.

Punto Clave Detalle Interés para el lector
Mapa antes que cables Etiquetas, esquemas y foto final del cuadro Evita fallos y facilita futuras reparaciones
Pruebas con carga real Microondas, secador, calefacción enchufados de verdad Lo que funciona en vacío puede fallar con uso
Reapriete y revisión Un cuarto de vuelta en bornas críticas Reduce calentamientos y disparos inesperados

FAQ :

  • ¿Cuánto cobra un electricista por una instalación doméstica básica?Varía por ciudad y complejidad, pero una vivienda media puede moverse entre 1.200 y 3.000 euros en reforma integral de electricidad. Lo que dispara el coste son las rozas, los cambios de cuadro y las calidades.
  • ¿Qué herramientas no le faltan a Roberto en la mochila?Multímetro, pinza amperimétrica, buscapolos serio, pelacables, destornilladores aislados, bridas y etiquetas. Y un rotulador negro que escribe sobre cualquier polvo.
  • ¿Cómo sabe si un circuito está sobrecargado?Mide consumos en uso real y observa caídas de tensión en puntos lejanos. Si el magnetotérmico salta con picos previsibles o los cables se calientan, hay que redimensionar.
  • ¿Es cierto que “todo está estandarizado” y no hay creatividad?La normativa marca límites, claro, pero el diseño de circuitos, la disposición de puntos y la integración con la vida del usuario exigen cabeza. Ahí entra el oficio.
  • ¿Qué hace primero cuando llega a una vivienda antigua?Corta, inspecciona cajas y cuadro, localiza tierras y dibuja un mapa. Después, prueba por tramos para no “perderse” en el edificio entero.

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