Eso le ocurrió a un grupo de amigas españolas durante un viaje a Funchal. Una compra rápida para preparar una macedonia acabó convertida en un recibo difícil de creer y en un vídeo que corrió como la pólvora en redes.
Lo que ocurrió en el mercado de Funchal
Las viajeras entraron al Mercado dos Lavradores, el punto más fotografiado de la capital de Madeira. Querían fruta variada. Eligieron sin sospechas una mazorca, cuatro dátiles, dos mangos y algunos plátanos. Al pagar, el total marcó 72 euros.
72 euros por una mazorca, cuatro dátiles, dos mangos y varios plátanos: una cifra que descolocó a las compradoras y a miles de usuarios que vieron el vídeo.
La autora del vídeo, propietaria de una tienda de moda en Huelva, relató entre risas y asombro cómo había pedido “un plátano de cada clase” y cómo, al sumar, llegó el disgusto. Pagaron, se fueron y lo contaron. El clip se hizo viral en TikTok y reabrió un debate recurrente: los precios sobredimensionados en enclaves turísticos.
Del antojo de macedonia al recibo que nadie espera
El mercado, fundado en 1940, luce azulejos espectaculares y puestos llenos de color. Esa belleza conquista a cualquiera. También alimenta prácticas que muchos visitantes califican de trampa: frutas exóticas a precios por encima de lo esperable, etiquetas confusas y cantidades decididas sin claridad.
Mercado dos Lavradores, postal imprescindible de Funchal, pero también un lugar donde conviene preguntar, pesar y confirmar el precio antes de pasar por caja.
Por qué pasan estas cosas en los mercados turísticos
Hay tres factores que se repiten. Primero, la asimetría de información: el turista desconoce el precio habitual y no compara. Segundo, la opacidad en el formato de venta: precio por kilo sin indicar el peso final, o precios por pieza que cambian según el tamaño. Tercero, el impulso: la compra se decide por el aspecto de la fruta, no por la etiqueta.
En Madeira, como en otros destinos, algunos puestos trabajan con tarifas para visitantes y ofrecen degustaciones o “mixes” que terminan subiendo el ticket. No ocurre en todos los mostradores. Hay vendedores con precios razonables y transparente cartelería. La clave está en diferenciar unos de otros.
Pistas que te ayudan a detectar un precio inflado
- Carteles con precio por kilo sin indicar el peso estimado de las piezas.
- Ofertas “degusta y te llevas un poco” sin cifra cerrada por ración.
- Báscula fuera de tu vista o pesada hecha después de cortar y mezclar.
- Precios muy redondos y altos en frutas comunes (plátano, mango) sin variedad premium.
- Insistencia para vender “un plátano de cada tipo” o “el combo turístico”.
Derechos del consumidor en Portugal
Los establecimientos deben exhibir el precio de forma visible, indicar si la tarifa es por unidad o por kilo y emitir un recibo. Puedes pedir ver la báscula y solicitar que te muestren el precio antes de trocear o preparar la fruta.
Si algo no cuadra, pide el Livro de Reclamações. Todos los comercios en Portugal deben tenerlo y facilitarlo cuando el cliente lo solicita.
El libro de reclamaciones permite registrar una queja oficial. Guarda el ticket, apunta el nombre del puesto o número de stand y la hora. Si pagas con tarjeta, tendrás además un justificante que refuerza tu reclamación. También puedes contactar con la autoridad de seguridad alimentaria y económica (ASAE) describiendo lo ocurrido.
¿Cuánto podría costar realmente una compra así?
Los precios varían según temporada, calidad y origen. Aun así, existen rangos que sirven de referencia para no perder el norte. Estas cifras son orientativas y se refieren a compras en mercados locales o supermercados de Portugal.
| Producto | Cantidad | Rango habitual | Coste razonable aprox. |
|---|---|---|---|
| Mango | 2 unidades (1,0–1,4 kg en total) | 8–18 €/kg o 3–6 € por pieza | 6–15 € |
| Dátiles | 4 piezas | 8–20 €/kg (paquetes 200–250 g, 3–6 €) | 1–2 € |
| Plátanos | 3–5 unidades (0,6–1,0 kg) | 1,5–3,5 €/kg | 1–3 € |
| Mazorca de maíz | 1 unidad | 0,7–2 € por pieza | 1–2 € |
| Total razonable | — | — | 9–22 € |
Algunos puestos turísticos pueden duplicar o triplicar estas cifras, pero pagar más de 70 euros por esa cesta resulta, como mínimo, desproporcionado para muchos bolsillos.
Cómo evitar pagar de más en tu próximo viaje
- Pide precio cerrado antes de que corten, mezclen o empaqueten la fruta.
- Pregunta si el precio es por kilo o por pieza y solicita el peso de cada fruta grande.
- Compra una sola unidad para probar y compara en varios puestos.
- Revisa el ticket antes de abandonar el stand y solicita corrección en el acto si ves un error.
- Lleva una idea de precios: entra primero en un supermercado y toma nota de referencias.
- Paga con tarjeta cuando dudes; tendrás trazabilidad y mayor capacidad de reclamación.
- Evita los “combos” y las degustaciones sin precio claro por ración.
Alternativas para comprar bien en Madeira
Fuera de los focos, Funchal y los pueblos cercanos tienen fruterías de barrio con tarifas más estables. También hay mercados semanales y puestos de agricultores al borde de carretera donde se venden productos locales con menos intermediarios. Ir temprano ayuda a elegir mejor y negociar con calma.
Si te atrae la experiencia del mercado céntrico, úsalo como paseo y fotos, y deja la compra grande para fruterías y supermercados del barrio.
Si ya te pasó, qué puedes hacer
Vuelve al puesto con el ticket y pide aclaraciones sobre cada línea del recibo. Solicita el Livro de Reclamações si no queda claro. Expón hechos, cantidades y precios con calma. Guarda fotos de los carteles de precio si las tienes. Si abonaste con tarjeta y no recibes respuesta, consulta con tu banco sobre las opciones de disputa.
Una regla práctica para no fallar con el precio por kilo
El precio por kilo engaña si no calculas el peso real. Haz la cuenta en el momento con el móvil. Por ejemplo: mango a 22 €/kg y cada pieza pesa 600 g. Dos piezas suman 1,2 kg. Multiplica 22 × 1,2 = 26,4 €. Si te piden 40 € por esas dos unidades, estás pagando un sobrecoste de 13,6 €.
Con frutas pequeñas, pide una cantidad concreta: “200 gramos de dátiles a 14 €/kg” son 2,80 €. Si el vendedor insiste en preparar una “bandeja”, exige precio por bandeja antes de aceptarla.
Lo que te llevas de esta historia
La anécdota de la macedonia cara resume una situación frecuente en zonas turísticas: fotos perfectas y prisas por comprar sin mirar la etiqueta. Con un par de preguntas, un vistazo a la báscula y una cuenta rápida, puedes disfrutar de las frutas de la isla sin que el precio te arruine el recuerdo.
Es el clásico atraco de mercado turístico. Si el cartel va “por kilo”, pide peso de cada pieza y suma en el móvil. Que pesen delante de ti y verifica el recivo antes de salir. Si algo no cuadra, solicita el Livro de Reclamações o contacta con la ASAE. No todo el mundo estafa, pero hay que comparar.
¿Los mangos venían bañados en oro o qué? 72€ por fruta normal, madre mía 😅