Santiago Carpintero, 22 años, albañil: “Mucha gente piensa que no ganamos mucho hasta que les pasas el presupuesto. Es un oficio bien pagado, pero la mayoría prefiere trabajar en una oficina, con aire acondicionado y comodidades”

Santiago Carpintero, 22 años, albañil: “Mucha gente piensa que no ganamos mucho hasta que les pasas el presupuesto. Es un oficio bien pagado, pero la mayoría prefiere trabajar en una oficina, con aire acondicionado y comodidades”

Santiago, 22 años, albañil en activo, dice lo contrario y lo demuestra con cada presupuesto. En su mundo, el precio no solo cubre ladrillos y cemento: paga por el tiempo, la espalda, el riesgo, la precisión y la paciencia. Lo que pasa es que nos hemos acostumbrado al aire acondicionado, a los escritorios limpios y a la silla giratoria. Y eso distorsiona la mirada sobre la obra.

La mañana arranca con el primer golpe de maceta y el olor a café en vaso de plástico. Santiago llega con la camiseta manchada de yeso, música en el bolsillo y una libreta llena de medidas. Le suena el móvil: una nota de voz pidiendo “algo rápido y baratito, que es solo tirar un tabique”. Sonríe con respeto, como quien ya ha escuchado esa frase mil veces, y abre el metro con un chasquido. Coloca el nivel, marca líneas, calcula escombros, piensa en el andamio. “Mucha gente piensa que no ganamos mucho hasta que les pasas el presupuesto. Es un oficio bien pagado, pero la mayoría prefiere trabajar en una oficina, con aire acondicionado y comodidades”, suelta sin grandilocuencias. Levanta la vista. Y mira a los ojos.

El precio real del oficio frente al mito del “barato”

La idea de que un albañil cobra poco se cae al primer presupuesto serio. No es solo poner ladrillos; es coordinar tiempos, lidiar con proveedores, moverse entre polvo fino y normas de seguridad, entregar un acabado que aguante décadas. Cuando Santiago desglosa su trabajo, cada partida tiene un porqué: demolición, acopio, impermeabilización, remates, limpieza. Ahí aparece el valor que no se ve en Instagram.

Un ejemplo: reforma de baño de 6 m² en un piso antiguo. Demoler y retirar escombros en sacas, cambiar bajantes viejas, replantear pendientes, alicatar con piezas delicadas, colocar sanitarios, sellar sin fugas. El cliente imaginaba “tres días y listo”. El presupuesto rondó los seis a ocho mil euros, con materiales de gama media y mano de obra cualificada. En barrios urbanos, ese rango se repite con frecuencia, y no por capricho, sino por horas reales y responsabilidades que no se perdonan.

Hay lógica económica. Faltan manos jóvenes en la obra y sube la demanda de reformas pequeñas y rápidas. Menos profesionales, más trabajos: los precios suben y quien trabaja bien elige proyectos. **Tiempo + riesgo + responsabilidad** no es una consigna; es la ecuación que sostiene el oficio. Si hoy un despacho ofrece comodidad, la obra ofrece un sueldo digno y la satisfacción inmediata de transformar un espacio. El ladrillo paga lo que el prejuicio no entiende.

Cómo trabaja un albañil que no regala su tiempo

El método de Santiago empieza con medir de verdad, no “a ojo”. Define partidas, calcula horas por fase, aplica su coste hora, suma gastos fijos, margen y un colchón de imprevistos del 10-15%. Cobra un adelanto, fija hitos claros y remata con fotos del antes y después. No hay magia: orden, números y comunicación. Esa combinación hace que un presupuesto parezca caro, pero salga barato al final.

Errores que ha dejado atrás: prometer plazos imposibles, no proteger muebles, olvidar el ascensor en la bajada de escombros, callar ruidos y horarios con los vecinos, no escribir cambios de última hora. Todos hemos vivido ese momento en el que alguien dice “ya que estás, ¿podrías…?”. Seamos honestos: nadie hace realmente eso todos los días. Aceptar extras sin precio ni fecha rompe la semana y el ánimo. Santiago aprendió a decir sí, pero con línea nueva en el presupuesto.

Lo dice él con naturalidad:

“Prefiero perder un trabajo por caro que quedarme con uno que me quita salud y me hace quedar mal. Si yo respeto mi oficio, el cliente lo nota.”

Y deja un recordatorio sencillo que guarda en su libreta:

  • Explicar el porqué de cada partida en lenguaje normal.
  • Planear cortes ruidosos a horas pactadas.
  • Material pagado y reservado antes de empezar.
  • Imprevistos por escrito, no de palabra.
  • Entregar limpieza básica, no una obra “a medias”.

**Es así como se rompen prejuicios: trabajando bien y comunicando mejor.**

Una generación entre la obra y la pantalla

Santiago no reniega del confort moderno; cobra con Bizum, sube historias de obra y consigue clientela por recomendaciones y fotos claras. Vive con la conciencia de que su trabajo exige cuerpo y cabeza, y encuentra dignidad en cada pared que queda derecha. Su mensaje incomoda y anima a la vez: quizá no falten oportunidades, sino disposición a mancharse las manos con propósito.

Punto Clave Detalle Interés para el lector
Precio justo vs. prejuicio El presupuesto explica horas, riesgos, materiales y responsabilidad Entender por qué “no es caro” cuando el trabajo está bien hecho
Método de presupuesto Medición real, coste hora, colchón del 10-15%, adelanto y hitos Guía práctica para valorar reformas sin sorpresas
Futuro de los oficios Faltan manos jóvenes y sobran reformas; el buen trabajo elige obras Oportunidad laboral y económica para quien se forma y comunica

FAQ :

  • ¿Cuánto puede ganar un albañil joven que trabaja por su cuenta?Depende del ritmo, la especialidad y la zona. Un día de reforma urbana puede facturarse entre 120 y 200 euros, y obras completas suben el ticket. Lo que marca la diferencia es la agenda llena y la repetición por recomendación.
  • ¿Cómo empiezo si no tengo familia en el sector?Forma pareja con un oficial, entra como ayudante, aprende a medir y a preparar superficies. Crea un perfil con fotos limpias y explica procesos. Un buen mentor acelera años.
  • ¿Qué herramientas básicas no pueden faltar?Metro, nivel láser, espátulas, llana, taladro con percutor, EPI completos y aspiración para polvo. Sumando: orden y cajas bien etiquetadas. Parece obvio hasta que falta una broca clave.
  • ¿Cómo calculo un presupuesto sin “regalar” horas?Lista tareas, estima horas, aplica coste hora, suma materiales, transporte, tasas de escombro, margen y un 10-15% de imprevistos. Presenta fases con precios y cobra adelanto.
  • ¿Cómo evitar choques con clientes y vecinos?Agenda ruidos, protege zonas comunes, comunica cambios por escrito y documenta con fotos. Un cartel amigable en el portal ahorra quejas sorpresa.

2 comentarios en “Santiago Carpintero, 22 años, albañil: “Mucha gente piensa que no ganamos mucho hasta que les pasas el presupuesto. Es un oficio bien pagado, pero la mayoría prefiere trabajar en una oficina, con aire acondicionado y comodidades””

  1. ¿De verdad 6–8 mil por un baño de 6 m²? Suena inflado; ¿qué materiales exactos incluyes y cuántas horas reales son? Si hay bajantes, pendientes y sellados finos, vale, pero muchos meten “imprevistos” vagos. Transparencia total y listo.

  2. Gracias por poner números y explicar el porqué de cada partida. La gente olbida el polvo, el riesgo y las normas de seguridad. Se paga oficio y espalda, no solo ladrillo. Buen artículo, Santiago.

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